El presente de la agricultura en Argentina

Una primera reflexión necesaria es sobre el proceso de agriculturizacion, es decir, el notable incremento de la producción de granos que hace años experimenta la región pampeana y que ha acentuando el deterioro de la calidad de los suelos, por las aplicaciones de fertilizantes nitrogenados y fosforados, algo que de no controlarse traerá consecuencias muy negativas para el productor y la sociedad en su conjunto en un futuro próximo.

Para dar idea de la exportación de los cultivos más importantes les acerco datos de los tres más implantados, en las últimas campañas:  

Trigo: hectáreas sembradas 6,7 a 6,5 millones con una cosecha de 19,5 millones de toneladas valor de exportación, 2.460 millones de dólares, 80 millones por encima de la cosecha anterior

Maíz: hectáreas sembradas 7,3 a 7,2 millones con una cosecha de 50 millones de toneladas, valor de exportación 5.440 millones de dólares, casi 500 millones por debajo del año anterior, por la baja del volumen exportado de 51,5 millones de toneladas.

Soja: hectáreas sembradas 16,9 a 17,2 millones con una cosecha de 54 millones de toneladas valor, 15.660 millones de dólares, casi 660 millones por encima del año anterior 2019 y 3.400 millones del muy malo 2018 por efecto de la sequia.

El producto que mas aporta a la generación de divisas del complejo soja, la harina o pellet, representa mas del 60 % de la exportación con 9.500 millones de dólares, 600 millones por encima del año anterior, el aceite de soja aporta 2.830 millones, el poroto de soja acompaña con 2,530 millones y los envíos de biodiesel suma unos 800 millones de dólares.

Sabemos que para la Argentina el incremento de las  exportaciones de cereales le generan mayor ingreso de divisas que en estos momentos son muy importantes , pero no se debe dejar de lado los problemas que traen aparejados en la disminución de mano de obra algo fundamental en la generación de puestos de trabajo muy necesarios en estos tiempos, porque pongo de manifiesto esto porque la sociedad argentina experimentó procesos de reestructuración y concentración económica, de los cuales el sector primario no permanece al margen y que afectan tanto las producciones exportables como las destinadas principalmente al mercado interno.

En este escenario se redefinen las condiciones de funcionamiento de distintas unidades de producción, se continúa y se profundiza la adopción tecnológica y se incorporan crecientes exigencias de calidad, principalmente en los rubros exportables.

A su vez la fuerza de trabajo se ve afectada en sus aspectos cuantitativos y cualitativos como parte de las estrategias empresariales para asegurar su performance de mediano y largo plazo.

A través de diferentes estudios. puede observarse que una continua y acelerada mecanización, así como el uso de desmalezadoras químicos, profundizaron la expulsión de mano de obra.

EI cambio tecnológico modifica los volúmenes demandados de mano de obra, las calificaciones requeridas y la dinámica de los mercados de trabajo. La incorporación generalizada de tractores, cosechadoras y agroquímicos genera la reconfiguración de los mercados de trabajo transitorios en torno de las actividades de granos y cereales, diferenciando segmentos de trabajadores con diferentes niveles de calificación.

Los trabajadores calificados corresponden a aquellos encargados de las tareas con tractores y con máquinas de cosecha y fumigación, en tanto que los trabajadores no calificados se desempeñan en tareas como, por ejemplo ayudantes de cosecha o cocineros.

En la década del noventa la asociación entre la siembra directa y la soja transgénica motorizo una notable expansión de la producción agrícola con importantes efectos sobre el empleo.

Mientras que a fines de los años ochenta la superficie sembrada de forma directa era insignificante, para la campaña del año 2001/2002 fue casi el  80% de la superficie sembrada, alrededor de 8.5 millones de hectáreas, en la campaña 2004/2005 de 15 millones de hectáreas sembradas con esa modalidad llegando al 2019/2020 casi al 90 % de los de 37 millones de hectáreas sembradas.

Además, se observa el notable aumento en los últimos años de siembra en áreas extra pampeanas, expandiendo la frontera agrícola con el cultivo de soja, dejando unos 125 millones de hectáreas para otros usos, avanzando inclusive sobre anteriores producciones intensivas.

El impacto y las consecuencias sobre el empleo y la mano de obra de la difusión de esta modalidad de cultivo son significativos, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo.

Desde el primer punto de vista, dada la menor cantidad de tareas realizadas, la demanda de mano de obra es alrededor 30% inferior en comparación con la agricultura convencional. En cambio, desde lo cualitativo, exige mayores calificaciones de la mano de obra involucrada, debido a la incorporación de tecnologías de procesos que requieren un conocimiento integral del paquete tecnológico y del proceso productivo.

Estos cambios se manifiestan en la organización productiva que acentúa la presencia de contratistas de servicio de maquinaria. Esta figura es clave en la flexibilidad que adquiere la organización productiva y ahorra una importante cantidad de la mano de obra utilizada en la actividad.

CONCLUSIONES

La agricultura argentina se encuentra en una nueva etapa de desarrollo que requiere experimentar cambios para afrontar el gran desafío de proveer alimentos a un mundo fuertemente influenciado por el cambio climático.

En este contexto de sostenido crecimiento poblacional y ante una creciente preocupación por la sustentabilidad ambiental y social de la agricultura, la Argentina se consolida como uno de los principales países productores y exportadores de alimentos, capaz de incrementar su producción de forma sustentable y competitiva.

En el año 2011 se creó un programa llamado “Agricultura Inteligente»,(AI) destinado a la ejecución  de acciones específicas que propicien la consolidación de una agricultura competitiva y efi­ciente, que atienda la sustentabilidad y agregue valor a la producción agrope­cuaria nacional de acuerdo a los parámetros del PEA 2020 ( Plan Estratégico Agroalimentario ).

Esto es posible a través de mejoras continuas, de un manejo adaptativo y sustentable de la producción y de políticas activas para el sector agropecuario.

La siembra directa es uno de los hitos relevantes que aun hoy sigue marcando y caracterizando a la agricultura argentina como líder frente a los demás países. A esto se le ha sumado, en los últimos años, la agricultura por ambientes, una tecnología que permite al productor evaluar los distintos microambientes del suelo que difieren en fertilidad y donde las propiedades de la tierra varían tanto de forma horizontal como vertical.

Este tipo de tecnología permite al productor mejorar la eficiencia en el uso de insumos, al tiempo que reduce el impacto ambiental.

La Argentina produce alimentos para 440 millones de habitantes en el mundo, lo cual es posible a través del efecto positivo que tienen la tecnología y la biotecnología en los rendimientos. Esto puede observarse también en la producción de granos, cuyo crecimiento permitió a la Argentina el desarrollo de la indus­tria aceitera y de los biocombustibles.

EI Programa AI, tenía como fin continuar en ese camino mediante la incorporación de nuevas tecnologías que permitan acrecentar los rendimientos y reducir los costos en agroquímicos y otros rubros, asegurando la sustentabilidad.

El contexto internacional actual brinda distintas oportunidades de crecimiento, y también de desafíos a ser afrontados. Aparece entonces como una solución a la necesidad de posicionar competitivamente a la Argentina en el mundo, apoyando al sector productor argentino para enfrentar los desafíos que plantean el surgimiento de nuevos indicadores ambientales relacionados al comercio, brindando mayores capacidades y recursos técnicos y creando condiciones para fortalecer la sustentabilidad de la agricultura y defender la producción argentina en los mercados.

Actores públicos y privados serán clave para alcanzar el posicionamiento del sector agrícola argentino en mercados cada vez mas competitivos, sin dejar de lado un desarrollo rural armónico y contribuyendo a la seguridad alimentaria a nivel nacional e internacional.

01-07-2021