Procastinar se refiere al hábito de postergar sistemáticamente ciertos proyectos, actividades, deseos o decisiones para un después que muchas veces no llega nunca. Por lo general tiene que ver con algo que real o imaginariamente nos podría provocar estrés, dolor, frustración, etc.
Procastinar no es ser vagos o perezosos. El hecho de postergar ciertas cosas tiene que ver con un mecanismo de defensa ante posibles resultados desagradables o frustrantes. Se trata de reacciones primitivas inconscientes frente una situación vivenciada como potencialmente estresante, que nos paraliza, impidiéndonos
actuar.
Seguramente a nuestros ancestros les haya resultado útil fingir estar muertos (paralizados) ante el ataque de un predador demasiado fuerte o veloz, del cual no hubiesen sido capaces de huir o enfrentar. Actualmente, si bien los peligros son diferentes, solemos repetir esos antiguos patrones, que lejos de resultarnos útiles ahora, nos producen muchísimo estrés, frustración y culpa, impidiéndonos reaccionar y actuar creativamente cuando más lo necesitamos, y suelen dificultar nuestras relaciones.
Se puede procastinar en infinidad de situaciones, desde las más simples hasta las más complejas. Empezar la dieta;
hacer ese trámite; dilatar la entrega de un trabajo por excesivo perfeccionismo, debido al temor a una mala reacción de nuestro exigente jefe; postergar infinitamente ese chequeo médico por miedo a que los análisis den mal; demorar la visita al odontólogo por temor a que encuentre caries y duela el torno, o que justo se nos ocurra ordenar el placard cuando tenemos que sentarnos a estudiar para ese exámen tan difícil son sólo algunos ejemplos.
Cuando nos queremos acordar, se nos acumularon gran cantidad de tareas, decisiones, vencimientos, y no sabemos por dónde empezar.
Algunos recursos para evitar la procastinación, pueden ser: establecer metas sencillas, posibles de alcanzar a corto plazo; dividir las tareas más complejas; hacer actividades acompañados de amigos; ir al médico acompañados o incluso acudir por ayuda para pedir ese turno que nos resulta imposible solicitar; escribir una lista de las tareas pendientes, fijando prioridades y colocarlas en algún lugar visible. Pero más allá de estas herramientas rápidas para salir del paso, en un mundo vertiginoso, en el cual se tiende a vivir sobrecargados con multiplicidad de tareas y obligaciones que fácilmente pueden conducir a la procastinación, consultar a un profesional de la psicología puede resultar de gran ayuda para dejar de postergar el empezar a caminar hacia una vida más plena, porque mientras esperamos a vivir, la vida pasa.
21-09-2022